Sabemos lo importante que son el autocuidado y el bienestar para vivir una vida que merezca la pena vivir. Si estás cuidando tu bienestar emocional, hay una serie de claves con las que puedes identificarte. ¿Quieres comprobar si estás en el camino?

Sin duda, si estás cuidando tu bienestar emocional…

SIENTES INTERÉS POR TI MISM@. Sabes que eres valios@. Cuidas tu cuerpo, tu equilibrio emocional, y tu enriquecimiento intelectual y social. Sabes que para ser responsable de ti mismo tienes que pasar por el interés en ti mismo. Crees en tus posibilidades y aceptas tus limitaciones. En tu relación con los demás, eres capaz de hacer concesiones, pero no te sientes obligad@ a renunciar a tus derechos.

TIENES INTERESES SOCIALES. Has optado por la integración en lugar de por el aislamiento social. Es cierto que tod@s nos vemos obligad@s a vivir en sociedad, pero la diferencia radica en que tu participas activamente en ella. Te ocupas de ampliar tus relaciones sociales y proteges los derechos comunitarios.

TE RESPONSABILIZAS DE TI MISM@. Disfrutas de la compañía de los demás, pero no te sientes perdid@ cuando no cuentas con ella. Resuelves tus problemas sin esperar a que otras personas lo hagan por ti. Aceptas tus errores y celebras tus éxitos. Construyes tu propio autoconcepto explorando con autenticidad tu capacidad para relacionarte contigo, con los demás y con lo demás.

ERES TOLERANTE CON LOS ERRORES. Reconoces que todo el mundo tiene derecho a equivocarse, incluido tú mismo. Ni te juzgas a tí, ni juzgas a los demás. Ante las cosas negativas, intentas modificar aquellos aspectos que pueden cambiarse y aceptas sin sentir frustración aquellos otros que son inamovibles.

ERES FLEXIBLE Y TE ABRES A LAS EXPERIENCIAS. Eres una persona de mentalidad abierta, dispuesta siempre a aceptar cambios, no te cierras en banda ante la opinión de los demás, ni actúas según unos patrones fijos e inamovibles.

VIVES EL PRESENTE. Sabes que la vida es un continuo flujo de cambios, todo es impermanente. En lugar de vivir preocupad@ por lo que te pueda deparar el futuro, no te obsesionas con él, ni supeditas tu presente a un futuro incierto.

REALIZAS ACTIVIDADES. No te preocupas únicamente de tu ámbito laboral y /o familiar, muestras interés por muchas otras actividades. Eres de l@s que diversifican riesgos. Dado que las cosas, actividades o personas capaces de despertar interés en ti son múltiples, permaneces activ@ y tienes pocas posibilidades de sentirte sol@ y de llevar una vida mecánica y sin sentido.

SABES QUE TU PENSAMIENTO NO ES LA REALIDAD. Eres consciente de que un pensamiento es una representación mental momentánea de una situación, en un contexto interno y externo determinado.

TE ACEPTAS. Te sientes feliz de estar viv@. Te aceptas sin condiciones y no mides tu valía por tu éxitos ni por el juicio que los demás hacen de ti.

TOMAS DECISIONES. Asumes riesgos, no postergas indefinidamente la toma de decisiones. Aceptas que tomar decisiones lleva implícita la posibilidad del error y del dolor, a la vez que aceptas que el único modo de avanzar es aceptando este tipo de riesgos.

ACEPTAS EL TÉRMINO MEDIO. Sabes que los absolutos son imposibles, ni el absoluto en el placer ni en el dolor son medidas válidas para la vida. Aceptas que las personas, las cosas, los acontecimientos, los fracasos y los éxitos no pueden ser totalmente perfectos. Adoptas la actitud  de vivir las cosas tal y como son.

TE RESPONSABILIZAS DE TU VIDA. Cada día es una nueva oportunidad para elegir nuevas opciones.

TIENES UN PROYECTO DE VIDA. Vives el día a día y, a la vez, tienes un proyecto de vida a largo plazo. Vives el presente con intensidad, sin desviarte de tus valores y propósito de vida.

Cristina Martínez